En la familia de los cactus, las especies del género Rhipsalis son particularmente singulares. Para empezar, por su origen: no son el producto de los rigores de ninguna zona desértica, sino que provienen de las regiones tropicales y subtropicales. De ahí su preferencia por los ambientes húmedos, muy luminosos y las temperaturas cálidas. No toleran el sol directo, que les produce quemaduras, ni tampoco las heladas, que acaban con ellos, por eso son ideales para espacios interiores.
Como no han tenido que defenderse de los herbívoros, tampoco suelen tener espinas, con algunas pequeñas excepciones y siempre en la juventud. Pero, además, los rhipsalis son cactus epífitos: en origen crecen sobre las ramas de los árboles, desde las que cuelgan sus largos, delgados y carnosos tallos (es una suculenta, como todos los cactus) en forma de desordenada cabellera. Otros se han adaptado a vivir sobre las piedras (litófitos).
Son plantas de abundante ramificación, a menudo muy entrecruzada. En algunos, los tallos se elevan formando una espesa maraña. Predominan los tonos verdes muy claros y vivos, incluso amarillentos. Sus finas ramas pueden ser cilíndricas, angulares o planas (estas especies suelen ser más sensibles al frío), divididas en segmentos.
La floración de los rhipsalis no es relevante, a diferencia de otros cactus epífitos como los de los géneros Schlumbergera y Rhipsalidopsis, de espectacular floración. Suelen emitir flores pequeñas e incluso minúsculas, blancas por lo general. En algunas especies dan lugar a bayas esféricas traslúcidas, blancas, amarillas con visos rosados e incluso rojas.
Cómo cuidarlos
Los Rhipsalis no son plantas muy exigentes en cuidados:
• Ambiente: Precisan un lugar cálido y luminoso —sombra ligera o luz tamizada— y una atmósfera húmeda. Deben ser protegidos de las corrientes de aire.
• Temperatura: La temperatura ideal se sitúa entre los 18 y 20º. En invierno no debería bajar de 10º.
• Sustrato: Necesitan un suelo rico, fresco, ácido y bien drenado. Se puede conseguir mezclando un tercio de arena, un tercio de tierra de jardín y un tercio de tierra de brezo. También se puede utilizar sustrato para orquídeas.
• Riego: Se deben regar de forma regular. Es muy importante dejar que la tierra se seque entre riegos. En el período de reposo (invierno) hay que interrumpir el suministro de agua y dejar la tierra prácticamente seca. El encharcamiento les produce podredumbre. En verano agradecerán las pulverizaciones cada dos o tres días.
• Multiplicación: En primavera y verano se reproducen fácilmente mediante esquejes de segmentos de los tallos.
Fuente: www.verdeesvida.es/
*Si quieres conocer más sobre los cuidados de esta planta, revisa nuestra sección de Tips por #PlantLovers en historias destacadas de nuestro Instragram @theplantstore.cl